Línea
de aguas
Pretratamiento
Eliminación de sólidos y grasas que pueden afectar posteriormente
al proceso de depuración.
Pozos de gruesos
Tamizado
Sistema de
rejas, generalmente inclinadas (de limpieza automática
si la estación es importante) unos a continuación
de los otros, con una luz progresivamente más pequeña
hasta llegar al sistema de tamices, que recoge los sólidos
flotantes (de dimensiones similares a las de una colilla).
Todos estos sólidos se recogen y se llevan a las plantas
de tratamiento de residuos sólidos urbanos
Desarenado
Desengrasado
Generalmente
se elimina en el mismo tanque de baja velocidad
Es muy importante la correcta eliminación de grasas, ya
que pueden estropear las bombas y válvulas de la estación,
además de formar una película que impediría
la acción depuradora que posteriormente van a realizar
los microorganismos
Las arenas y grasas recogidas son también llevadas a vertederos.
Tratamiento
primario o físico-químico
Se realiza
en tanques generalmente redondos llamados decantadores primarios
en los que sedimentan los sólidos en suspensión que
no lo han hecho en el pretratamiento.
Se suelen añadir coagulantes (generalmente sales de aluminio
y hierro) y floculantes (normalmente de tipo amónico) que
ayudan a la agregación de las partículas coloidales.
Estas partículas pueden descender por gravedad al fondo del
decantador, o ascender por flotación si se introducen burbujas
finas de aire. En cualquier caso, se recogen y pasan a constituir
los lodos (o fangos) primarios.
Con este tratamiento, se consigue reducir entre el 60 y 80 % de
sólidos en suspensión, un 85 % aproximadamente de
los microorganismos, pero sólo un 30 % de DBO y DQO, es decir,
la cantidad de materia orgánica es todavía elevada.
Antes
de pasar al tratamiento secundario, el agua es retenida en un tanque
donde se produce la neutralización o ajuste de pH, para que
los microorganismos que se ocupan de la degradación de la
materia orgánica no se vean afectados por cambios bruscos.
Tratamiento
secundario o biológico
Aprovecha la
capacidad de los microorganismos que viven en el agua de asimilar
la materia orgánica, imitando el proceso de autodepuración
de cauces fluviales.
Este proceso puede llevarse a cabo con microorganismos anaerobios
o aerobios, siendo ésta última forma la más
frecuente
Existen varias modalidades de tratamiento biológico:
Fangos activos
Consiste
en unos tanques, o decantadores secundarios, en el que residen
gran variedad de microorganismos aerobios, fundamentalmente bacterias,
aunque también existen especies de hongos y protozoos que
se reunen en flóculos o fangos activos.
El agua residual debe ser continuamente aireada (mediante sistemas
de turbinas o difusores) para que no se creen situaciones de anaerobiosis.
Los flóculos son retirados del decantador secundario y
constituirán los lodos secundarios. Estos lodos orgánicos
pueden servir como abono o combustible.
Una parte de los microorganismos se recirculariza par mantener
constante su número en el tanque.
Lechos bacterianos
o filtros biológicos
Recintos
en los que se sitúan fragmentos de lava volcánica,
cantos rodados o material plástico sobre los que crecen
una fina película de microorganismos, sobre los que se
vierte el agua residual por aspersión.
Cuando
la capa de microorganismos sobre el soporte se hace muy gruesa,
la materia orgánica no llega a los que viven más
íntimamente unidos a su superficie, por lo que la película
bacteriana se desprende (formando los lodos secundarios) y se
regenera otra nueva.
Los lechos
bacterianos tienen un rendimiento más alto en cuanto a eliminación
de DBO y DQO que los fangos activos, pero presentan un serio inconveniente:
si por alguna razón (cambio de pH, de temperatura, presencia
de sustancias tóxicas) mueren los microorganismos, tarda
mucho tiempo en regenerarse (de 15 a 20 días frente a los
2 ó 3 días de los fangos), y la EDAR no podría
funcionar durante este periodo.
Procesos anaerobios
Son menos
utilizados en la línea de aguas porque, si bien no necesitan
un aporte de oxígeno, el proceso de fijación de
la materia orgánica es mucho más lento y se generan
productos malolientes o nocivos.
Tratamiento
terciario
En algunas
EDAR se lleva a cabo un proceso de desinfección por cloración
u ozonización para eliminar los microorganismos patógenos.
La mayor parte
de las depuradoras finalizan en este punto el tratamiento de las aguas
residuales. No obstante, quedan aún sustancias que no han podido
ser eliminadas en estos procesos: nitratos, fosfatos, otros iones
en disolución, metales pesados... Cuando existan razones que
obliguen a una elevada calidad del efluente (por ejemplo, porque las
características del medio receptor lo requieran), puede llevarse
a cabo un tratamiento terciario, que comprende procesos muy caros
(ósmosis inversa, precipitación química...) y
por eso poco utilizados.
Las aguas residuales
tratadas son vertidas a un medio receptor (cauce fluvial, mar o lago),
y no deben en ningún caso modificar los parámetros medioambientales
de éste.
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Línea
de Lodos
La línea
de lodos se constituye por los lodos generados durante la decantación
primaria y secundaria.
Espesado
Como los lodos
están muy diluidos y contienen un elevado porcentaje de materia
orgánica antes de ser tratados son conducidos a un espesador
en el que, por procesos de gravedad o flotación, se extrae
la fracción sólida en la medida de lo posible
La fracción líquida se recirculariza a la línea
de aguas.
Estabilización
de fangos
Se elimina
la materia orgánica. Ésto puede hacerse de modo aerobio,
pero lo más frecuente es que sea anaerobio.
Se realiza en unos enormes tanques circulares y cerrados llamados
digestores.
Como consecuencia de las fermentaciones, se genera una gran cantidad
de CO2 y, sobre todo, metano, que se extraerá
del digestor y constituirá la línea de gas.
Deshidratación
Como el lodo
continúa siendo muy líquido, debe deshidratarse.
Existen varios métodos para la deshidratación; en
algunos casos, se realiza previamente un acondicionamiento químico
para facilitarla.
Generalmente, se emplean filtros prensa (placas verticales de tela
filtrante entre las que se sitúa el lodo y que lo prensan
mediante un sistema hidráulico que pude alcanzar hasta 25
atmósferas de presión), o filtros banda (dos bandas
horizontales y móviles de tela filtrante, separadas medio
centímetro, entre las que se hace pasar el lodo, recogiéndose
al final una torta más o menos compacta); el método
más eficaz y caro es la centrifugación, y el más
sencillo y económico son las eras de secado (extensiones
de terreno bien drenadas sobre las que se dispone el lodo para su
deshidratración natural).
El destino
final de los lodos puede ser el vertedero controlado, la incineración
o su reutilización en agricultura, en cuyo caso nunca debe
contener microorganismos patógenos ni metales pesados.
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